Massimiliano Allegri formó con un medio campo de músculo, con Flamini, Gattuso y van Bommel –que dejó indiferente a nadie- y esta vez el trío de ataque fue Ibrahimovic-Pato-Robinho. Pura dinamita.

El partido tuvo dos partes muy definidas. La primera –durante los primeros 45 minutos-, no tuvo un claro dominador y es dominio alterno de ambos conjuntos hacía presagiar un partido igualado. Aunque la tendencia ya era a ver que el Napoli se conformaba con el empate, mientras que por intensidad, se veía que los rossoneros querían más que un punto.
La segunda (los segundos 45 minutos), convirtió al Milan en un clarísimo dominador del encuentro y en el Napoli en un mero sparring que demostró que este tipo de partidos aún le quedan grandes.
Y fue en esta segunda mitad cuando se decidió el choque a favor del cuadro de Allegri, con tres goles. El primero lo hizo Ibrahimovic al transformar un penalti –tan claro como absurdo- que cometió Aronica. El segundo lo metió Kevin Prince Boateng culminando un contragolpe. Y el último fue obra del mejor del partido, Alexandre Pato, tras definir a la perfección en un nuevo contraataque. El brasileño estuvo sublime.
El resultado final de 3-0 demostró la diferencia real que se vio en el campo entre estos dos equipos. Uno –el Milan- buscó la victoria con fiereza. Otro –el Napoli- nunca creyó en ella.
Con este resultado el Scudetto que claro que se decidirá en un fraticida duelo entre Milan e Inter, y que tendrá su capítulo estrella cuando se enfrenten en el derbi de la ciudad.
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