martes, 1 de marzo de 2011

El Milan quiere este Scudetto. Al Napoli le queda grande

Era el partido con mayor interés de la jornada en Italia, pero también uno de los que acaparaba más focos en el panorama internacional. Se medían las fuerzas de dos equipos que, a priori, optaban al título liguero, pero que debían demostrarlo en este enfrentamiento directo. Milan y Napoli debían mostrar sus candidaturas a esta Serie A.

Massimiliano Allegri formó con un medio campo de músculo, con Flamini, Gattuso y van Bommel –que dejó indiferente a nadie- y esta vez el trío de ataque fue Ibrahimovic-Pato-Robinho. Pura dinamita.

En el Napoli, que contaba con la sustancial baja de Lavezzi, formó con una parcela defensiva también plagada de hombres dotados de mayor fortaleza física que calidad técnica. Mazzarri apostó por Dossena, Aronica, Paolo Cannvaro, Campagnaro, Pazienza y Gargano, que sentaron a hombres de talante más ofensivo como Zúñiga o Yebda. Clara apuesta del técnico del Napoli.

El partido tuvo dos partes muy definidas. La primera –durante los primeros 45 minutos-, no tuvo un claro dominador y es dominio alterno de ambos conjuntos hacía presagiar un partido igualado. Aunque la tendencia ya era a ver que el Napoli se conformaba con el empate, mientras que por intensidad, se veía que los rossoneros querían más que un punto.

La segunda (los segundos 45 minutos), convirtió al Milan en un clarísimo dominador del encuentro y en el Napoli en un mero sparring que demostró que este tipo de partidos aún le quedan grandes.

Y fue en esta segunda mitad cuando se decidió el choque a favor del cuadro de Allegri, con tres goles. El primero lo hizo Ibrahimovic al transformar un penalti –tan claro como absurdo- que cometió Aronica. El segundo lo metió Kevin Prince Boateng culminando un contragolpe. Y el último fue obra del mejor del partido, Alexandre Pato, tras definir a la perfección en un nuevo contraataque. El brasileño estuvo sublime.

El resultado final de 3-0 demostró la diferencia real que se vio en el campo entre estos dos equipos. Uno –el Milan- buscó la victoria con fiereza. Otro –el Napoli- nunca creyó en ella.

Con este resultado el Scudetto que claro que se decidirá en un fraticida duelo entre Milan e Inter, y que tendrá su capítulo estrella cuando se enfrenten en el derbi de la ciudad.

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