Uruguay, la mejor selección de América

Desgranamos a la Uruguay campeona de una Copa América en la que los favoritos no brillaron y las estrellas no deslumbraron, pero en la que los actores secundarios pidieron paso y subieron el nivel medio de la competición continental.

Nadie puede poner en duda que a día de hoy, nos guste o no, Uruguay es la mejor selección de Sudamérica. O como mínimo es la que, llegadas las citas importantes –Mundial y Copa América- cumple con creces y deja el listón sudamericano a un nivel aceptable, que de ser por el rendimiento de brasileños y argentinos, ya estaría prácticamente por los suelos.

Pero, ¿cuales son las claves de esta selección charrúa para que hayan cosechado un éxito de este talante?

La respuesta corta y que resumiría en pocas palabras lo que ha sido Uruguay en este último año sería la casta que han demostrado, el sentirse cómodos en situaciones donde la gran mayoría de selecciones se achicarían –como jugar con 10 durante gran parte del partido de cuartos de final en terreno de la anfitriona-. En esas situaciones los charrúas han sacado un carácter especial, un espíritu de lucha y de sacrificio a favor del grupo que ha provocado que algunos no brillasen como era previsible –Forlán- pero que ha conseguido que el equipo fuese compacto y rocoso.

El seleccionador Tabárez empezó el torneo alineando al tridente ofensivo Cavani-Luis Suárez-Forlán, algo absolutamente normal viendo el nivel de los tres delanteros, pero que les hizo empezar un tanto perdidos y con algunos jugadores como Cavani, muy descolocados. Era un equipo partido en dos, con una gran defensa y una gran delantera, pero sin medio campo, donde se notaba la falta de efectivos.

La lesión de Cavani y el problema que se convirtió en solución

El destino quiso que el delantero del Nápoles cayese lesionado y Tabárez modificó el esquema, moviendo a Forlán hacia el centro, y a Luis Suárez como compañero, dando entrada a otro hombre de medio campo. Y dio en el clavo.

A partir de ese momento Uruguay cambio algo en su forma de jugar y desde ese día –además con Argentina y Brasil eliminadas- todo el mundo empezó a considerarla favorita para el triunfo final. Destrozó a Perú en semifinales y cuajó su mejor partido en la final frente a Paraguay, donde no dio ninguna opción y se hizo con el título de manera incontestable.

Jugadores como Arévalo Ríos, que merecería una mención especial, o Diego Pérez combatieron en el medio campo e hicieron el trabajo sucio, para que Forlán y un Luis Suárez en plan estelar durante gran parte del torneo, asestasen el golpe definitivo a cada uno de los equipos. La defensa se mostró solvente, sólida y contundente, con Lugano como líder y Coates como mejor jugador joven del torneo en el centro, además de los socios Maxi Pereira y Martín Cáceres, que sin ser un jugador técnicamente demasiado bueno, suple esa carencia con una lucha continua por cada uno de los balones que pasan por su parcela.

Y por si fallaba alguien en algún momento, ahí estaba Muslera, que nos dejó la mejor actuación individual de todo el torneo en su partido contra Argentina, donde se erigió en héroe charrúa parando balones que casi podríamos contar por decenas, y sacando una mano espectacular en la final frente a Paraguay, que pudo haber provocado un giro en el choque.

Todos los elementos del engranaje se han ido engrasando con el transcurso de la competición y han acabado ofreciendo su mejor versión en las fases decisivas, justo donde y cuando su selección lo ha necesitado. Siendo Luis Suárez el jugador más decisivo y nombrado de manera más que justa como MVP de la Copa América.

Uruguay es campeón de América por 15ª vez y pasa a liderar el palmarés por delante de Argentina –con la que estaba empatada-. Uruguay es la mejor selección de América en el pasado, pero también en el presente.